Donnerstag, 21. Juli 2016

Una historia increíble






El biólogo Dr. Sánchez era un adicto al trabajo típico. Todos los días estaba en su despacho y miraba con empeño los diferentes preparados con su microscopio, olvidando completamente su entorno. Pero un día hizo un descubrimiento tremendo: uno de sus preparados resultó ser un lobo vivo minúsculo. Se llevó un susto enorme al ver este monstruo que, a pesar de su tamaño, le pareció extremadamente voraz.

Muy asustado echó a correr y salió a la calle, pero era inútil. El monstruo le siguió, aunque era solamente un pequeño punto que saltaba por el suelo. Sus colegas le observaban sin comprender, ya que desde su punto de vista era un escenario muy ridículo. No podían ver el monstruo que él había visto en su despacho. Simplemente vieron a su colega que corría gritando por el patio del instituto y una pequeña cosita redonda que le perseguía.
—¡Socorro, socorro! ¡Ayúdenme, un monstruo minúsculo me está persiguiendo!

Vino un sanitario que había oído de lejos los gritos del pobre doctor. Como el monstruo todavía seguía saltando, el sanitario logró cogerlo. Lo sujetó en su mano y empezó a bromear:
—¡Mirad, acabo de vencer este monstruo cruel!
Todos se rieron. Salvo el Sr. Sánchez que estaba muy preocupado. Se dio cuenta de que los otros le tomaron por tonto. Para ellos era solamente una histeria, para él, la triste realidad.

De repente, el monstruo en miniatura empezó a devorar el brazo del pobre sanitario, quien no pudo defenderse. Mientras que el doctor y sus colegas se quedaron paralizados de miedo y no se atrevieron a prestarle ayuda, el sanitario desapareció poco a poco en la garganta del lobo. Al cabo de unos instantes, no sobraba ni un hueso del pobre hombre y por un momento los científicos se miraron asombrados. No podían dar crédito a sus ojos.

Luego, presos del pánico, se pusieron a correr. El lobo incrementó su velocidad de ahí que los científicos tuvieran* que darse prisa para huir de él. Corrieron por toda la ciudad y los turistas que estaban sentados en los cafés y bares de la Plaza Mayor se levantaron de sus sillas para ver lo que estaba paseando. Los cuatro testigos gritaron y suplicaron que alguien les ayudara a capturar al lobo:
—¡Por favor ayúdennos, un monstruo nos está persiguiendo, ya ha devorado a un hombre!
En vez de hacer caso a sus advertencias, la multitud se burló de ellos. Incluso la policía que estaba en la plaza no hizo nada. No estimó necesario hacer algo en este caso por lo que, aparentemente, los cuatro científicos habían perdido el juicio.
Se quedaron mudos al ver lo que pasó unos segundos después

*  Imperfecto de Subjuntivo 

Tiempo empleado: 3h

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